Tan sólo seis años después de que se crearan las primeras agrupaciones socialistas en Tolosa y San Sebastián, emergió con gran fuerza la Agrupación de Eibar. Fue en el año 1897 y desde sus comienzos contó con un gran número de afiliados que supieron hacerse con el control del movimiento obrero de la localidad. Tan sólo cuatro años después de su fundación, en 1901, la agrupación eibarresa ya contaba con su propio órgano de prensa denominado “¡Adelante!â€, y en 1903 obtuvieron por primera vez representación municipal. El prestigio de esta agrupación se extendió no sólo en el PaÃs Vasco, sino también en España.
Las relaciones con el socialismo vizcaÃno fueron habituales desde el comienzo, hasta el punto de que una de sus figuras, Tomás Meabe llegó a convertirse en director de ¡Adelante! en 1905.
El socialismo eibarrés gozó de un carácter diferenciado al del resto. Las luchas sociales fueron de carácter moderado primando de esta manera los intereses globales de la industria de la villa. Esto se debÃa no sólo a las caracterÃsticas industriales de Eibar, sino también a la enorme afiliación que registraban las organizaciones obreras, lo que propiciaba la ausencia de conflictos radicales. Esto no era lo habitual. En Bizkaia, al no contar con la capacidad negociadora que otorga una fuerte estructura sindical, la huelga general y el enfrentamiento con los patronos, eran el recurso obligado de los trabajadores.
Respecto a las relaciones que mantenÃan en Eibar republicanos y socialistas, tenÃan un carácter singular. Siguieron disciplinadamente, antes de 1919, las consignas de aislamiento proveniente del PSOE; pero, según relata Toribio EchevarrÃa, “las relaciones con los republicanos de la localidad nunca fueron demasiado tensas y, desde luego, no se dieron aquellos encuentros a palos y a tiros que eran frecuentes en Bizkaia entre republicanos y socialistasâ€.
Otro rasgo destacado que afianzaba la idiosincrasia del socialismo eibarrés fue la constante utilización del euskera por parte de dirigentes y afiliados de la agrupación. Amuátegi, Marcelino Bascaran y, en general, los lÃderes más destacados, utilizaban el euskera en mÃtines y actos públicos y éste era el idioma del que se valÃan comúnmente en sus reuniones internas. Algo que, por otra parte, era el reflejo de la composición del movimiento obrero en la villa armera.
En Eibar, el 80% de los obreros eran autóctonos y muchos de ellos procedÃan de los caserÃos de los alrededores. Esto unido a que el nacionalismo no contó en la provincia con una sólida organización hasta 1910 propició que los socialistas eibarreses no participaran en el antinacionalismo virulento del PSOE en Bizkaia y tampoco del entusiasmo particularista de los republicanos de la provincia, tal como lo explica Toribio EchevarrÃa.
“Asà como los socialistas desayunábamos en Eibar con “El Liberal†de Bilbao, los republicanos hacÃan lo mismo con la “Voz de Guipúzcoaâ€. Y asà como unos nos inspirábamos en Bilbao, donde las luchas sociales eran tan reñidas, los otros padecÃan las influencias de San Sebastián, donde el republicanismo tenÃa vieja raigambre y figuras ejemplares de tipo euskaldun, patriarcas del fuerismo y doctrinarios de la autonomÃa y la federaciónâ€.
Por tanto entre los rasgos del socialismo eibarrés se encontraban el internacionalismo caracterÃstico de los primeros socialistas, la sensibilidad vasquista, sus intentos por extender la acción polÃtica al medio rural, la intensiva utilización del euskera, y su defensa de la reintegración foral desde el Ayuntamiento.
Paralelamente a la extensión del PSOE por las distintas poblaciones de Gipuzkoa, fueron apareciendo lÃderes de gran prestigio como Aquilino Amuátegui, en Eibar.
Aquilino Amuátegui debÃa en gran parte su prestigio a la labor que desarrolló en el Ayuntamiento de Eibar como portavoz del grupo republicano-socialista. Era conocido por su utilización constante del euskera en mÃtines y actos polÃticos y defendió en todo momento la necesidad de una mayor implantación del PSOE entre la población autóctona; como cuando, en un mitin celebrado en Sestao en 1916, afirmó que "el socialismo debe estar bajo la dirección de los vascos, no porque tengan más capacidad, sino porque conocen mejor las costumbres de este pueblo".
En las primeras elecciones municipales en las que republicanos y socialistas concurrieron en coalición, las de 1909, obtuvieron mayorÃa en los Ayuntamientos de Eibar y San Sebastián. Los posteriores comicios no fueron tan positivos, hasta que en 1920 la izquierda eibarresa obtuvo la mayorÃa absoluta con 6 concejales.
Por lo que respecta a la confrontación con el nacionalismo, su irrupción en el panorama polÃtico guipuzcoano obligó a los socialistas de la provincia a esforzarse por presentar planteamientos originales, muy lejos de las actitudes mostradas por sus correligionarios de Bizkaia. Precisamente cuando en 1918 Felipe Carretero pedÃa en Bilbao que frente al “Gora Euskadi†de los nacionalistas, se gritase el “Viva Españaâ€. Las juventudes Socialistas de Eibar distribuÃan unas hojas en euskera, en las que se podÃa leer:
Hacia finales de ese mismo año, José Medinabeitia afirmarÃa en “La Lucha de clases†la existencia de una nación vasca y la necesidad de crear una Federación de Nacionalidades Ibéricas. Afirmación que serÃa contestada por conocidos dirigentes de la Agrupación de Bilbao, como Felipe Carretero, que insistÃa en la incompatibilidad entre socialismo y nacionalismo.
La posición de Medinabeitia, aunque minoritaria, no era irrelevante, y tenÃa seguidores, al menos en Eibar. Uno de los más caracterizados fue Toribio EchevarrÃa, que, en noviembre de 1918, publicaba un folleto que llevaba por tÃtulo "La Liga de Naciones y el problema vasco". En él se apostaba por un acercamiento de los socialistas a la problemática nacional. Estaba escrito con motivo de la propuesta del presidente Wilson para la creación de la Sociedad de Naciones al finalizar la primera guerra mundial. Como es sabido, entre las propuestas del proyecto se encontraba el derecho de la autodeterminación de las nacionalidades, lo que, a nivel internacional, levantó la esperanza de aquellas naciones que aspiraban a la soberanÃa.
El folleto de Toribio EchevarrÃa salÃa a la luz en tal contexto, cuando, paralelamente, las Cortes debatÃan en España un Estatuto de AutonomÃa para Cataluña; y, en diciembre de aquel mismo año, se celebraron en diversas localidades del PaÃs Vasco reuniones de Ayuntamientos para solicitar la derogación de la Ley del 25 de octubre de 1839.
En aquel folleto de Toribio EchevarrÃa, se recogÃa un intento serio de ofrecer una respuesta al problema nacional, superando las posiciones tradicionales del PSOE en esta materia. Una respuesta que parte del reconocimiento de que es preciso esforzarse por adoptar una postura clara ante el tema.
Basado en el libro de Jesús Eguiguren “El solialismo y la izquierda vasca 1886-1994â€.