Ya está aquí, un año más, el Primero de Mayo, Día Internacional de los/as Trabajadores/as. Día en el que, a través de la movilización, se quieren reivindicar las condiciones laborales y denunciar la precariedad.
Las últimas reformas laborales del Gobierno del Partido Popular han servido para fijar un contexto laboral con dos características fundamentales: cargarse la negociación colectiva y reducir el coste de la mano de obra mediante el abaratamiento y la precariedad de las condiciones del trabajo.
El Primero de Mayo es un día de movilizaciones. Algo está cambiando, para bien, en este país. El pasado 8 de Marzo, los movimientos feministas crearon una ola de reivindicación y denuncia de la que no nos bajaremos y seguirá creciendo.
Asimismo, el movimiento de los/as pensionistas iniciado en Bilbao ha conseguido que su reivindicación de actualización de IPC, blindaje de las pensiones y pensión mínima entren en la agenda política. Sin estas movilizaciones, en la negociación de los presupuestos del Estado, ni hubiera salido el tema.
Ojalá este Primero de Mayo consiga también que la calle sea el escenario en el que hacer que la clase política competente coja el testigo y haga suyas esas reivindicaciones de carácter laboral. Motivos hay.